¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir.
Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?
Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja, la introducen, le ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras, paletada tras paletada, terrones, polvo, piedras, apisonando, macizando, ahí te quedas, de aquí ya no sales.
Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos derramados. Es una burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por qué no lo dejaron fuera hasta secarse, hasta que nos hablaran sus huesos de su muerte? ¿O por qué no quemarlo, o darlo a los animales, o tirarlo a un río?
Habría que tener una casa de reposo para los muertos, ventilada, limpia, con música y con agua corriente. Lo menos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir.
Jaime Sabines.
L a Ú l t i m a C a s a
En la ciudad de México, existen 117 cementerios, de los cuales 87% son oficiales y 13% concesionados, entre ambos ocupan una superficie de 827 hectáreas. El 40% de las fosas se encuentran en estado de abandono y el 45% con irregularidades legales.
Considerando los datos anteriores, esta iniciativa propone crear bosques / cementerios utilizando urnas biodegradables que además de las cenizas del difunto, contienen semillas de arboles endémicos.
Establecer una nueva cultura mortuoria de acuerdo al momento histórico de nuestra sociedad, que esté relacionada directamente con los cementerios y su uso como áreas de valor ambiental y/o espacios públicos.
La propuesta opera tanto en la ciudad como en el campo, protege reservas naturales o delimita las ciudades generando jardines de contemplación, bajo los siguientes objetivos:
– Conversión del cementerio yermo en un espacio público de vida natural y verde activa.
-Sembrar especies endémicas mexicanas apelando a una planeación y estrategia en función de variedad de especies que pueden coexistir en un mismo espacio; clima; geografía; régimen hídrico; condiciones del entorno en general.
– Uso de urnas biodegradables.
– Selección de individuos en función de su capacidad de absorción de CO2 que pueda darle (también) un servicio medioambiental a las ciudades.
– Frenar la degradación ambiental y contribuir de manera preventiva.
– Consideración en las comunidades en crecimiento.
– Integración de la comunidad en la siembra y mantenimiento de los espacios forestados.
– Convertir a los cementerios en paseos, centros recreativos, bibliotecas públicas, parques, lugares de meditación, reflexión, lectura.
– Cambio cultural acerca de tomar conciencia de la huella que dejamos cuando morimos.
– Construcción de nuevos pulmones.
– Asumir la importancia de frenar los impactos ambientales de nuestra generación, para así lograr preservar las siguientes.
– Fortalecer las tradiciones, cultura y costumbres en México que se relacionan con la muerte.
Este proyecto fue seleccionado por la revista Código como parte de los «40 Agentes de cambio» Emprendedores sociales en la ciudad de México.
Código No 67 Febrero-Marzo 2012.
Nombre del Proyecto: La ´Última Casa Diseño: Arq. Humberto Moreno H. Colaboración: Pipola Gómez.
Este proyecto fue realizado gracias al apoyo del FONCA mediante el programa ¨Jóvenes Creadores¨ 2008/2009.